El voyerista
Por Alfredo Guzmán
• ¿La política es cosa seria?
Quien juega a la política, debe saber jugar. Para quien lo desconozca, la política es una ciencia.
Y responde a leyes del poder.
Como ciencia social, la política responde a procesos que a diferencia de las ciencias exactas, que tampoco lo son porque también surgen variantes, luego de que derivan de la experimentación y la observación y los resultados, que aunque son cuantificables y objetivos, no siempre son los deseables.
El principal embeleso de la política es que enloquece a los imbéciles y los hace hasta guapos, mientras les dura la manipulación de sus tiempos de gloria.
Hay quien piensa que la política, es como la lotería. Hay quienes estudian, se capacitan y logran hacer de la política su juego preferido y como buenos jugadores juegan.
Hay quienes se sacan la lotería y enloquecen, al grado de que al término del juego, se quedan sin nada.
Ejemplos de políticos deseables, hay muchos, también de los derrochadores del poder, que surgieron de la nada y embrujados y embelesados jugaron sin saber hacerlo.
Algunos vivieron para contarlo, otros se envolvieron en su miseria intelectual y murieron en ostracismo.
Alfredo Sánchez Esquivel, actual líder de la Junta de Coordinación Política en el Congreso Local es un retrato de quien por circunstancias de la política, hoy camina como Frankestein, y su creador, no lo puede controlar.
Como chivo en cristalería juega y destruye, hace lo que supone correcto, sin medir, ni mediar mesura.
Se disfraza como lo marca la política y es capaz de decir que tiene sangre azul y renunciar al título nobiliario, con tal de mantenerse en el poder. O sea miente, como político. Nada nuevo y se dice guardián de valores que no tiene y se proclama honesto, hasta que se demuestre los contrario.
Estira la liga, pero no siempre mide ni alcanza a ver la dimensión de los resultados.
Se alía con quien sea, para lograr objetivos y al final no cumple con las promesas de la alianza.
Rompe, rasga y genera acciones sin mediar acuerdos, porque siente que mientras él detente el poder, nadie le puede decir no a sus determinaciones.
¿Cuáles son los resultados de jugar a la política y excederse?
Son múltiples y variados. Pero normalmente fatídicos y hasta trágicos. Para el pobre el hospital y la cárcel, para el rico con poder, la gloria mientras dure.