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La casa de mis abuelos…
De niño para mi el mejor lugar del mundo era la casa de mis abuelos en San Cristóbal, vivían en la orilla del pueblo, había que cruzar el río chico para llegar a su casa, después no había más que una planicie que se veía infinita y luego los cerros que rodean al pueblo, también estaba el camino que según recuerdo, lleva al lugar en el que mi abuelo sembraba, un joya, entiendo que así le decía por la forma del terreno, en su patio había magueyes, un árbol de anona, un aguacate, limones y nanches, su casa era de adobe, de teja, pequeña y siempre me dio una sensación de protección y calidez.
Hay muchos recuerdos compartidos con hermanas y primos en los que nos divertimos mucho, el río chico es donde aprendí a nadar, pero la verdadera diversión estaba en el río grande, aunque está del otro lado del pueblo ahí íbamos a nadar, con un arpón y visores buscábamos camarones y atrapamos blanquillas, mientras mi mamá lavaba ropa; otro día les contaré de la comida que es mención a parte.
Mis abuelos murieron y la casa luego de estar abandonando fue vendida, he regresado a San Cristobal, por razones de trabajo y pocas veces en plan familiar, pero el miércoles 26 de octubre el trabajo me llevó de nuevo a San Cristobal, esta vez, llegué al patio de la casa de mi abuelo, y ahí estaba la piedra más grande del mundo, solo verla me trajo un remolino de emociones y recuerdos, casi me pude ver ahí, sentado mirando la planicie al atardecer, me gustaba pensar desde ahí, era un niño que disfrutaba mucho estar en el mejor lugar del mundo y la piedra más grande, quizá tanto como hoy veo el cerro de Teotepec.
Este es un día oportuno para recordar a mis abuelos, ya que mañana estarán de visita…
Abrazos con mucho cariño especialmente a quienes nos vendrán a visitar hoy y mañana.