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Sequía de esperanza y falta de goles: por J.V. Duende
Comenzó la faena más grande del deporte que une a las naciones, el Mundial de Fútbol en Qatar 22, la esperanza de todo un país puesta en 11 hombres que deberán de dejar todo en la cancha, y como diría Shakira al ritmo de Waka Waka no ven el golpe, no existe el miedo, quítate el polvo, ponte de pie y vuelves al ruedo. Así con esa canción considerada un himno de los mundiales la afición tiene la esperanza de que en Qatar la selección mexicana se convierta en campeón y den alegría a toda una nación.
Tristemente la desilusión llega para las y los mexicanos cuando el TRI no logra la clasificación a octavos de final, la alegría de todo un país se ensombrece con un marcador que no alcanza para que avance al sueño de tener algún día la copa del triunfo.
Esta historia de desesperanza se repite cada mundial, pero en esta ocasión México sufrió el mayor fracaso en un mundial de fútbol en cuatro décadas y es curioso que al mismo tiempo en nuestro país se viva la peor crisis económica y de desarrollo social con un gobierno percibido por muchos como el peor de todos los tiempos.
Un presidente que en su desesperación por la falta de resultados convoca el pasado 27 de noviembre a una marcha ciudadana para que le aplauda y le grite que es el mejor gobernante que ha tenido México, pero detrás de todo este escenario de algarabía y amenaza por los lideres de los poderos sindicatos, solo hay un país con la inflación que es considerada la más alta en décadas, con un alza de precios en la canasta básica de más del 15%, un crecimiento económico negativo en menos 10 puntos, un endeudamiento externo mayor al sexenio anterior, fracaso total y absoluto en bajar el precio de la gasolina, el gas doméstico, la energía eléctrica, desabasto de medicinas, miles de niños muertos por la falta de quimios, un sistema de salud colapsado y que no se parece en nada a la promesa de hospitales iguales a los de Dinamarca, la lista sigue y parece no tener fin.
Una marcha de decadencia populista de apoyo al presidente donde en realidad no hay nada que celebrar y que solo buscaba opacar de manera absurda el grito de millones de mexicanos que dos semanas antes salieron a las calles en diferentes entidades de la república a defender y protestar contra una serie de cambios electorales que acabarían con la democracia. Dos marchas totalmente opuestas y que evidencian un México fracturado, una encabeza por el líder que debería de convocar y mantener la unidad de un país, hoy tristemente dividido en Fifis y Chairos, y la otra donde marchan las y los mexicanos que protestan contra un régimen autoritario y que ha empobrecido a toda una nación.
Las y los seguidores mexicanos de López Obrador van perdiendo toda esperanza y se dan cuenta que la 4T no llega, como ese gol tal esperado para la afición mexicana y con ello poco a poco se va perdiendo la esperanza en un México donde se dice a diario que aquí no pasa nada.