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pleno del congreso del estado. foto archivo
Epístolas Surianas.
De ;- Julio Ayala Carlos
POCOS SON LOS DIPUTADOS, hay que decirlo, que además de cumplir en el Congreso del estado sus funciones legislativas, y de fiscalización, cuando es el caso, recorren los barrios, colonias y pueblos, para reunirse con sus representados, y lo mejor, no sólo con los que votaron por él, sino con todos, sin diferencias o exclusión de ningún tipo, bajo el entendido de que, al convertirse en diputados, representan a todos.
Los diputados no sólo proponen, discuten y aprueban leyes, además de vigilar el buen uso de los recursos públicos, sino que también gestionan apoyos en favor, precisamente de sus representados, a quienes se deben y por los que llegaron al Congreso del estado.
Sin embargo, son pocos, escasos, por así decirlo, los diputados que además de cumplir con sus funciones en el Congreso, regresan con sus representados, no sólo para informarles del trabajo que llevan a cabo, sino de la gestión que realizan a favor de ellos.
Ciertamente al ciudadano común y corriente, el que vive en las colonias y comunidades rurales, poco le importa la aprobación de leyes, sino aquello que le beneficia de manera inmediata y directa como lo es la gestión de recursos públicos para mejorar su entorno, como puede ser una aula, una cancha, una casa de salud o la pavimentación de su calle, por citar algunos ejemplos.
Hay que decirlo. Uno de estos diputados locales es Jesús Parra García, del distrito electoral 25 que comprende los municipios de Chilapa y José Joaquín de Herrera. El diputado Chucho Parra, el diputado Parra, o simplemente Parra, o Parrita, como lo conocen y le dicen todos, fue dos veces alcalde de Chilapa, y en consecuencia, no sólo conoce a su gente, sino también sus problemas, demandas y necesidades.
En este sentido, al diputado Parra, a Chucho Parra se le ve de manera continua, y constante, visitar los pueblos y comunidades, así como los barrios y colonias populares de los dos municipios que integran el distrito que representa, a quienes lleva apoyos diversos que van desde recursos en efectivo para fiestas patronales, pintura y paquetes de lozeta para iglesias, sillas para comisarías, material de construcción para pavimentar calles, y hasta maquinaria para la apertura de caminos, además de la entrega de despensas para todas las familias y juguetes para los niños.
“Es una forma de estar con ellos, de convivir con tus representados.
Contribuimos, desde la diputación, con un granito de arena en la atención de sus necesidades.
Los diputados no tenemos un presupuesto para gestión, pero en mi caso vamos buscando la forma de ayudarle a nuestros representados. Siempre lo hemos hecho, y lo vamos a seguir haciendo, porque con ello ayudamos, además, a cohesionar el tejido social, y a fortalecer la paz y la seguridad”, me dice.
Por supuesto, lo decíamos al principio, pocos, por no decir escasos, son los diputados que regresan a los pueblos y comunidades después de la elección.
La mayoría, una vez que toman posesión del cargo de diputado, desaparecen, o a piedra y lodo se encierran en el cubículo que les sirve de oficinas en el Congreso del estado, mientras sus electores, a los que en campaña les prometieron una y mil cosas, se quedan afuera, esperando a que los reciban, tras la cantaleta de la secretaria, el ayudante o el guarura, de que no está el diputado, anda en comisión, o está en una reunión muy importante con sus compañeros de partido o con la gobernadora del estado.
Es cierto. Otros diputados también hacen lo propio, es decir, también visitan a sus representados y les ayudan en lo que pueden.
Sin embargo, son escasos, muy pocos.
Entre ellos se encuentran Raymundo García, Olaguer Hernández, Adolfo Torales, Rafael Navarrete, Bernardo Ortega, Ricardo Astudillo, Beatriz Mojica, y por supuesto Yoloczin Domínguez, y párele de contar.
Y no es que el resto de diputados no tengan compromisos con la población que los eligió, a la que le fueron a pedir el voto, y no es que tampoco no tengan recursos para apoyar a sus electores, sino que simplemente no quieren.
Son pues mezquinos, pero además de eso, desvergonzados porque una vez que se les acabe la diputación van a ir a los pueblos y comunidades a pedir nuevamente el voto, haciendo compromisos que se les olvidará una vez que nuevamente tomen posesión del nuevo.
Ah! Y no sólo son diputados locales, sino también senadores de la República y diputados federales…
Y no es que no tengan tiempo. Hoy por hoy están en receso.