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LA FAJINA.
Por César González Guerrero.
Para quienes nacimos y crecimos en el área rural, hablar de la Fajina no es desconocido. Y en esta ocasión conviene recordar el importante significado, no sólo del término, sino también de la actividad llamada Fajina.
Es pertinente aclarar que la palabra Fajina es una descomposición del término Faena que se refiere a la jornada de limpieza. Por ello, desde muy pequeños aprendimos lo que es una Fajina.
Tal vez desde hace más de 70 años, nuestros padres y abuelos empezaron a utilizar esta palabra ya deformada, y a la fecha aún se utiliza en varios poblados de la Costa Chica, y posiblemente de otras regiones del estado de Guerrero.
En mi tierra Copala, municipio de la región costachiquense, gran parte de la población campesina, acostumbra hacer Fajina en lugares estratégicos y en diferentes meses, de acuerdo a las necesidades de la Comunidad.
Así, de manera organizada, y coordinada por la autoridad que en este caso es el Comisario Municipal, convoca a los ciudadanos en general para definir cuándo y dónde se necesita hacer Fajina. Esta actividad comunitaria, normalmente se lleva a cabo para hacer trabajos de limpieza en sus propias calles, escuelas, iglesia, centro de salud, panteón, carreteras, etc. etc.
Dependiendo del lugar es como se establecen los tiempos. Por ejemplo, la Fajina en las escuelas es antes y después del ciclo escolar; en el panteón es previo a los Días de Muertos; los caminos y carreteras después de la temporada de lluvias; y así sucesivamente.
Para hacer Fajina solo se requiere responsabilidad y voluntad ciudadana, ya que no se percibe ningún salario. Si acaso alguna aportación voluntaria de alguien o algunas personas generosas que les ofrezca alimentos y bebidas. Muy pocas veces se recibe algún apoyo de los Ayuntamientos.
En algunos casos sólo el servicio del carro recolector de basura.
La Fajina es una tradición y costumbre del pueblo que poco a poco se va dejando de hacer debido a que la gente se entera de la existencia de algún presupuesto para ello, motivo por el cuál se pierde el ánimo y se deja de participar. Al perderse esta actividad la comunidad se divide y lentamente se nota el abandono del pueblo al acumularse basura y maleza en las áreas ya mencionadas.
A pesar de todo, y aún con sus limitaciones, la Fajina es factor de unidad y fuerza popular, es un acto de responsabilidad y solidaridad entre hombres y mujeres de todas las edades que merece todo el respaldo de la autoridad municipal.
La motivación oficial siempre será determinante para que la Fajina siga cumpliendo su función. El orden y la limpieza de los pueblos será el reflejo de lo que es un pueblo organizado y decidido a mantener el optimismo y la alegría que se observa en la acción de la Fajina.
Los gritos, risas, chistes, pláticas, cantos, chiflidos y toda la algarabía que se presenta en la Fajina nos indica que no se debe perder esta actividad. El pueblo y sus habitantes tiene la palabra para que la Fajina siga otorgando beneficios a la comunidad.
¡¡Que viva la Fajina!!