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Por: Carlos Días Figueroa
No es raro pero si algo que se da al concluir periodos institucionales, principalmente, en la UAGro en descalificar y señalar de manera directa la transparencia en supuestos actos de irregularidades admnistrativas.
Lo anterior, al señalar al exsecretario general de la máxima casa de estudios Armando Guzmán Zavala quien presuntamente otorgó al menos 23 categorías a integrantes de su corriente política Unidad Democrática (UD).
Y no es por salir en defensa de nadie citan que en ese otorgamiento varias de ellas con el aval de José Alfredo Romero Olea un ex rector quien en su periodo dio apertura al orden en los recursos humanos y financieros.
Prueba de ello, que el Doctor Romero Olea separó cualquier interés personal en una práctica unilateral, violando el estatuto legal para la asignación de categorías, beneficiando de forma directa a maestros y administrativos.
Lo que es común es que grupos de la comunidad universitaria al concluir cada periodo se ocupan de exhibir documentos que no cuenta con observaciones con los métodos o el proceso en sus reclamos en referencia.
Aún cuando el señalamiento de forma directa es para el ex secretario general, los supuestos dictámenes en el otorgamiento de las bases, según fueron avalados por la comisión mixta y el visto bueno del exrector en turno.
Con la presentación de un omiso documento de irregularidad del orden administrativo, convierten la transparencia entregada en tiempo y forma del ex rector en la duda en los actores y la clase trabajadora universitaria.
Y no solamente es un acto de excibicion, sino falta de ética que al concluir un período se de apertura a la descalificacion y falsos señalamientos a la honradez del anterior en continuada con el presente rectorado.
En opiniones por la clase docente en la admnistracion central de la UAGro aseguran qué el ex rector nada tiene que ocultar, toda vez que dio apertura a la transparencias, sin que haya duda de la rectitud de los recursos humanos y financieros de la universidad