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Por: Carlos Díaz Figueroa
Enfoque
Carlos Díaz Figueroa
De entrada, servicios básicos prioridad para abastecer acapulqueños
Los retos son variados y trascendentes en una primera etapa para hacerle frente a la demanda que requiere la ciudadanía a consecuencia del fenómeno devastador Huracán Otis en tierras guerrerenses, principalmente en Acapulco.
Luz, agua y alimentos principal necesidad y servicio básico de los acapulqueños y que las autoridades de gobieno deberán someterse en solidaridad en reparar aun a mediano o largo plazo afectaciones, sin límites de recursos.
En estas 72 horas de impotencia al tocar tierra el lamentable y peligroso atípico fenómeno natural, en Acapulco, se percibe la escases de los servicios básicos y públicos ante una desesperación ciudadana de amplio margen.
A través de cálculos de lo que en breve habrá escases será los alimentos y la gasolina, incluso, el combustible según tendrá abastecimiento en un promedio de 18 días, aun cuando todavía no hay energía eléctrica.
Prácticamente, el municipio porteño continuará en estos próximo días sin luz y comunicación por el mayor problema que enfrentan colonias con la caídas de postes, lo que no ha permitido restablecer al 100 por ciento la reparación de energía.
Dezplazandose, el gobieno de Evelyn Salgado Pineda con la ayuda decidida y solidaria de la federación y con el apoyo del ayuntamiento de Acapulco iniciaron en una primera fase recorridos por colonias y comunidades rurales.
En tales encuentros de desesperacion en lagrimas y en plena impotencia, los gobiernos están obligados a dar apertura con sus propios recursos para ampliar programas de carácter financiero para cubrir y reparar en “prontitud”.
Lo evidente es que el Huracán Otis rebasó las medidas y protocolos instalados en tiempo y forma por el gobierno estatal y que Acapulco es declarado como zona desastre ante un fenómeno poderoso de categoría 5.
La zona hotelera, colonias, medio rural, negocios centros comerciales, hospitales, entre otros, con afectaciones en devastacion en donde no hubo más poder humano en detener lo que no se convirtió en una tragedia.
Será un reto y desafío para los autoridades, particularmente, para el gobieno federal en no dejar y limitar al estado porque con este lamentable acontecimiento deberá cerrar su ciclo sexenal de frente a los hechos.