![](https://periodismodigital.mx/wp-content/uploads/2023/10/WhatsApp-Image-2023-10-26-at-8.53.51-AM-1-1024x589.jpeg)
De Julio Ayala Carlos
- Acapulco y las mentiras del presidente…
LÓPEZ OBRADOR, EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, miente. Y lo hace con todo el cinismo del que es posible. Su actitud y proceder causa incluso escalofríos. Nunca, en la historia reciente del país, habíamos tenido un presidente como éste. Y en este sentido, ya no estoy tan seguro que Antonio López de Santa Ana, haya sido el peor de los que ha tenido México.
Señalar que la emergencia en Acapulco ha concluido, es la más reciente. El Puerto no sólo está en emergencia por los destrozos causados por el huracán Otis, sino que está a punto de iniciar otra, sanitaria por ciento, dado los desechos acumulados, incluidos animales muertos, de tal forma que hay problemas de salud diversos.
Hay que decirlo con todas sus letras. Acapulco aún está tirado, y aunque sea la voz del presidente, el Puerto continúa en emergencia. Restaurar a medias el servicio de energía eléctrica, el que haya más miembros del Ejército y Gendarmería, se entreguen despensas y se hayan instalado comedores comunitarios, y se entreguen estufas, televisores y refrigeradores, cuando las viviendas se encuentran sin techos ni ventanas, no significa que esté pie.
Puedo entender que producto de la senilidad, viva en un mundo alterno, como muchos otros que son de la tercera edad. Algunos, por ejemplo, ven fantasmas o conviven con seres imaginarios. Otros se creen personajes históricos o héroes nacionales. Hay quienes se creen seres mitológicos, y los hay también aquellos que se sienten iluminados. Es la edad, justificamos, y más cuando no hacen mal a nadie…
Pero, en el caso del presidente, lo que piense, diga y ordene, no sólo es de interés público, sino que incluso preocupa, de ahí que el dar por concluida la emergencia en el Puerto de Acapulco, no sólo crea un gran problema, sino que sus consecuencias serán igual de trágicas que lo causado por la fuerza de la naturaleza.
Otis, todo mundo lo sabe, dejó a Acapulco y a otros municipios destrozados. No solo la parte turística, sino también las colonias populares y comunidades rurales, donde sus pobladores lo perdieron todo o casi todo. En ese sentido, decir que no nos fue tan mal, porque sólo murieron 48 personas y más de 50 están desaparecidas, no sólo es una gran mentira, sino un desprecio por la vida de los acapulqueños.
Sí. El que parcialmente se haya resuelto el problema de la energía eléctrica, principalmente en la Costera, y se haya hecho lo mismo con el desabasto de agua potable, no significa que Acapulco esté de pie, como tampoco se resuelve la escasez de alimentos con la reapertura de tiendas departamentales y entrega despensas y comida caliente a través de comedores comunitarios. Por supuesto que ayuda, pero hasta ahora es insuficiente dado la magnitud de la tragedia causada por Otis.
Hacer creer, o pretender hacer creer al país, desde las mañaneras del presidente que Acapulco está de pie, no sólo es mentiroso, sino también perverso y mezquino. Los destrozos son elocuentes, lo mismo que la acumulación de basura, pero sobre todo, el que en la carretera, en la entrada del Puerto, haya mujeres, incluso embarazadas, niños y ancianos mendigando a los automovilistas una botella con agua o un pedazo de pan.
Eso, por supuesto, no lo ha visto el presidente en ninguna de sus tres visitas de minutos al Puerto. “Ayúdenos”, “tenemos hambre”, gritan quienes perdieron todo, quienes no tienen qué comer, mientras sus hijos lloran porque tienen hambre. Por eso le recuerdan a su progenitora, ante el olvido del que son objeto y al compararlo con otros presidentes de la República.
No. Acapulco aún no está de pie. Sus habitantes sobreviven con lo poco que les dan. Los 61 mil millones de pesos que ha anunciado para la reconstrucción, no sólo son engañosos, sino también mentirosos, pues ahí están incluidos el adelanto de pensiones y la moratoria en el pago de impuestos e intereses. Entregar más becas tampoco es reconstrucción, como tampoco la entrega de electrodomésticos y colchones.
Así las cosas, levantar la emergencia, por el que el municipio accedería a mayores recursos, implica que Acapulco ya no será prioritario para el gobierno federal; y es que no tiene dinero aunque diga lo contrario. De otra forma, no estaría echando mano de los fideicomisos como los del Poder Judicial. Una cosa es lo que dice el presidente, y otra cosa es la cruda realidad.
Por supuesto, no son las únicas mentiras del presidente. A lo largo de cinco años, se las han contabilizado por miles. No mentir, no robar, no traicionar, son tres más…
Comentarios: ayala.jc30@gmail.com