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"Tampoco puede argumentar o justificar que se haya quedado atorado en el lodo y que fue motivo para no acudir al desastre porque la ausencia aún es vigente", opinaron habitantes de aquellos municipios afectados.
Carlos Díaz Figueroa
El argumento irrazonable presidencial en el discurso de Otis
Por sentido humanitario, solidario e investidura presidencial, López Obrador estaba obligado hacerle frente desde el primero momento de cerca al desastre que ocasionó el Huracán Otis en el puerto de Acapulco y Coyuca de Benítez.
A opinión de algunos damnificados de Otis coincidieron qué más allá de exponerse y justificarse obedeció al cambio de la forma en la mentalidad propia del presidente en su ausencia en lugar de los hechos.
Lo anterior, fue respuesta ante el argumento de ejecutivo federal en no hacer acto de presencia en las zonas afectadas por aquella catastrofe en la madrugada del 25 de octubre en la que aún todavía no hay cifras reales en decesos.
Lejos de algunos reclamos en la impotencia de miles de afectados, López Obrador de manera preceptiva tenía que constatar los severos daños materiales en atención al sentir de los damnificados en ese momento de indecisión.
“Tampoco puede argumentar o justificar que se haya quedado atorado en el lodo y que fue motivo para no acudir al desastre porque la ausencia aún es vigente”, opinaron habitantes de aquellos municipios afectados.
El presidente no se puede justificar estaba obligado hacer acto de presencia – insistieron-
Al reconocer los apoyos que aun todavía se vienen otorgando, incluisve con la otra etapa de rezago del levantamiento del censo.
Pero de eso a que López Obrador ponga en el centro del argumento en exponerse con la inconformidad de los afectados y ciudadanía no hay justificación y menos seguir retando en el contenido del discurso de Otis.
Y efectivamente, Andrés Manuel no le gustan los reflectores, prueba de ello, que desde que encabezó las reuniones de evaluación de los daños no permitió acceso y cobertura de su presencia ante los medios de comunicación.
Es decir, la ausencia “justificable”no solamente fue presencial, sino también limitada en los hechos y en el centro de mando instalado desde el pronóstico y nunca imaginario la magnitud devastadora del huracán Otis.
Una decena de damnificados señalaron que el presidente debería dejar en retar y seguir penetrando en el contenido de tal discurso, bajo el argumento irrazonable en su investidura de primer mandatario de la nación.
Por tal razón, no debe argumentar en medio de la justificación y mejor construir medidas de prevención con protocolos de certeza de riesgo y protección civil ante los pronósticos con los métodos metereologicos.
Los pleitos de López Obrador con los medios de comunicación ha sido uno de tantos obstáculos de certeza, lo cual obedece también a la falta de cordura en controversias estériles desde ambas formas politicas.