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En fin. La renuncia de Mario Moreno, quien tras la elección del 2021 se dedicó a recorrer el estado, visitando y reuniéndose con la militancia de su otrora partido, y con amplios grupos de la sociedad civil, así como con militantes del PRD, PAN, PT, PV e incluso de Morena, no sólo lo puso en contacto con quienes votaron por él, casi 600 mil sufragios, sino que fortaleció su liderazgo y la cercanía entre ambos, de tal forma que, como le dijeron en Tierra Colorada, “nos vamos a donde tú vayas”.
De Julio Ayala Carlos
• Las renuncias de Mario y Astudillo
LAS RENUNCIAS AL PRI DE MARIO MORENO Arcos, primero, y luego de Héctor Astudillo Flores, si bien no acaban con ese partido, sí lo dejan herido de muerte, pues al irse el excandidato a la gubernatura, y el exgobernador del estado, el tricolor se queda sin liderazgos reales, toda vez que Manuel Añorve Baños no lo es, y Rubén Figueroa Alcocer cada vez es menos.
A lo anterior se agregan las renuncias, por ahora, de los diputados Ricardo Astudillo Calvo y Gabriela Bernal Reséndiz, así como las que vienen, algunas de manera pública, y otras de manera privada, de presidentes municipales, síndicos y regidores, así como de liderazgos locales, lo que pone en predicamento a la dirigencia estatal.
Es indudable que el asunto es grave para el PRI, pues al irse Moreno Arcos y Astudillo Flores, ese partido se quedó sin liderazgos reales, de ahí que la militancia, y la estructura más cercana a las bases, esté también haciendo maletas, lo mismo por seguir a quienes consideran precisamente sus líderes, como por el hartazgo, la indiferencia y las malas prácticas en el PRI, y de que siempre van los mismos a los cargos de elección, sin darle la oportunidad a quienes verdaderamente tienen méritos.
Así, por esas malas prácticas, Añorve Baños, quien no ha ganado una elección desde hace 15 años, y Juan José Castro Justo, un político en deshuso, quien también tiene poco más de 20 años sin ir a una elección, se hicieron de la candidatura al Senado de la República, a pesar de que al primero lo repugna la militancia, y el segundo es un desconocido para el electorado joven. Ello, en detrimento del propio Revolucionario Institucional y de quienes sí son sinónimo de votos, incluso entre la ciudadanía sin partido.
Hay que decirlo. Más que el pleito por las candidaturas, las renuncias en el PRI tienen que ver con la congruencia en el mismo, con los acuerdos soterrados de quienes se han apoderado de él, que lo ven como un partido para hacerse ricos y estar pegados al poder, que como un proyecto de gobierno, de estado y de país. Así, los traidores son aquellos que utilizan al tricolor para su provecho personal, que para seguir en los cargos públicos han hecho compromisos perversos con el gobierno.
Allí están, por ejemplo, las traiciones del dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, el llamado Alito, y en el caso de Guerrero, el senador Manuel Añorve Baños. Sólo los ciegos no pueden verlo, y los sordos oírlo.
En fin. La renuncia de Mario Moreno, quien tras la elección del 2021 se dedicó a recorrer el estado, visitando y reuniéndose con la militancia de su otrora partido, y con amplios grupos de la sociedad civil, así como con militantes del PRD, PAN, PT, PV e incluso de Morena, no sólo lo puso en contacto con quienes votaron por él, casi 600 mil sufragios, sino que fortaleció su liderazgo y la cercanía entre ambos, de tal forma que, como le dijeron en Tierra Colorada, “nos vamos a donde tú vayas”.
Por si eso fuera poco, el liderazgo que representa Héctor Astudillo, es más que notable como para preocupar a quienes, desde la deslealtad y perversidad, lo critican, olvidándose que los cargos que ostentan, incluidos los de representación popular, pasaron por su mesa, con su visto bueno, con su firma. Son los mismos que hablan de traición, algunos de los cuales, en el gobierno del estado, se volvieron ricos.
El asunto es que, con todo y que la dirigencia estatal del PRI no se define, salvo la secretaria general que le debe el cargo a Manuel Añorve, todos los demás deben la posición que tienen al exgobernador que mantiene controlado el Consejo Político, lo mismo que los comités seccionales. La mayoría de los alcaldes, también, lo son por él, y de los diputados locales, ni se diga.
No por nada, el Consejo Político no sesiona, y no por nada, en vez de apelar a la militancia, al apoyo de ésta, los traidores se toman las fotos con su igual. Y es que, cada quien con su cada cual.
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