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¿Cuáles son esas circunstancias excepcionales que vive Chilpancingo en estos momentos? La amenaza no sólo contra los trabajadores del volante, que desde el lunes volvieron a ser objeto de ataques, sino también contra la propia población, a la que se le advierte a través de diversos mensajes en las redes sociales, que no salga a la calle para evitar poner en peligro su vida.
De Julio Ayala Carlos
QUIERO CREER, COMO HOMBRE DE BUENA FE, que la gobernadora del estado, Evelyn Salgado Pineda, está enfocada en resolver lo que en estos momentos se vive en Chilpancingo, que, como todo mundo sabe, atraviesa una especie de toque de queda por los ataques y la violencia en contra del transporte urbano, por lo cual dejó de funcionar, trastocando con ello todas las actividades cotidianas, afectando con ello a la población en general.
Si uno no lo cree así, entonces ¿quién podrá defendernos?
¿Quién, ante esta especie de toque de queda, ocasionada por los grupos delincuenciales, podrá restablecer el orden y garantizar la seguridad pública de los chilpancinguenses? ¿Quién, si no son las autoridades, encabezadas por la gobernadora Evelyn Salgado?
Cierto. Es su responsabilidad, es su obligación como máxima autoridad en el estado, y por eso, creo yo, está enfocada en ello, como por cierto lo hizo con lo del huracán Otis, en Acapulco. Pero además de ser su obligación y su responsabilidad de reestablecer el orden social y la gobernabilidad, como ser humano, está comprometida a hacerlo.
Y es que ya son cuatro días de que Chilpancingo, la ciudad capital, sede de los tres poderes, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, vive en los hechos una especie de toque de queda, entendido como una medida que en circunstancias excepcionales, prohíbe el tránsito o permanencia en las calles durante determinadas horas, generalmente nocturnas.
Cierto. Esta medida prohibitiva no fue decretada por las autoridades, lo cual, sin duda, es mucho más grave.
¿Cuáles son esas circunstancias excepcionales que vive Chilpancingo en estos momentos? La amenaza no sólo contra los trabajadores del volante, que desde el lunes volvieron a ser objeto de ataques, sino también contra la propia población, a la que se le advierte a través de diversos mensajes en las redes sociales, que no salga a la calle para evitar poner en peligro su vida.
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La razón: el enfrentamiento abierto entre grupos delincuenciales por el control de Chilpancingo.
Hay que decirlo. Es triste lo que vive Chilpancingo. La gente, sus habitantes, viven con miedo, no sólo de salir a las calles dado la violencia existente, sino de perder la vida en ello.
Hay pánico, hay zozobra. Hay dolor…
Y lo peor es que parece que los chilpancinguenses, como todos los guerrerenses, están solos en todo esto. Y es que, también, pese a lo que según se hace, no parece ser suficiente.
Es un hecho, habrá también que decirlo, que el flagelo del narco y de los grupos delincuenciales sobrepasa el poder de los gobiernos estatales, de ahí que es urgente la intervención de las autoridades federales con acciones eficaces, no con puestos de control o recorridos por las calles.
Sin duda, como en el caso de Guerrero, la estrategia de seguridad debería cambiar por algo más efectivo, pues está visto que la sola presencia de la Guardia Nacional, del Ejército y la Marina, no inhibe a los delincuentes.
Mientras eso ocurre, Chilpancingo, la primera capital de la América Septentrional, donde sesionó el Primer Congreso de Anáhuac, y el Generalísimo Don José María Morelos y Pavón dio a conocer los llamados “Sentimientos de la Nación”, está desierto en el día, y en las noches parece un pueblo fantasma.
Sí. Yo sí creo que la gobernadora Evelyn Salgado Pineda está ocupada para resolver el problema para que la normalidad vuelva nuevamente a este “lugar de avispas”. Es por los chilpancinguenses, es por Guerrero, es por el país…
¡Ojalá sea pronto!
Comentarios: ayala.jc30@gmail.com