![](https://periodismodigital.mx/wp-content/uploads/2024/03/WhatsApp-Image-2024-03-20-at-8.11.11-PM.jpeg)
Y fue de entrada en un primer raund la salida de Mario Moreno Arcos y posteriormente la decision del ex mandatario estatal al iniciar por dignidad un cambio más alcanzable y viable para construir el presente y el futuro.
Por Carlos Díaz Figueroa
Por la falta de coincidencias y respeto a las formas y los tiempos no se lograron objetivos en común, por lo que era normal que el PRI se iba convertir en pedazo por el propio abuso en la mezquindad de unos cuantos beneficiados.
Al respecto, Héctor Astudillo Flores y otros que al igual que el ex gobernador del estado no se equivocaron en tomar la decisión de salirse de las filas priístas ante la evidente incertidumbre de quiebre de la que vive el PRI en Guerrero.
Y fue de entrada en un primer raund la salida de Mario Moreno Arcos y posteriormente la decision del ex mandatario estatal al iniciar por dignidad un cambio más alcanzable y viable para construir el presente y el futuro.
Mas notable fue el segundo raund el quiebre del PRI en el exceso en la decisones de las candidaturas locales a beneficio personal y familiar a través de la ambición de Añorve con el visto bueno desde la cúpula nacional.
Rematando con el tercero con las presentes diferencias y desencuentros entre los dirigentes que conforman la coalición en desacuerdo con las posturas a las alcaldías, principalmente en Acapulco y Chilpancingo.
Todo ello tiene nombre y apellido con el egoísmo oportunista de Manuel Añorve que al igual con el llamado mal Alito que no tienen lllenadero y que dieron apertura para hacer pedazos lo que queda de un PRI más sectario.
Lo que para aquellos que aún están dentro y fuera se averguenzan de la miseria de principios éticos, cada vez más deteriorado por la avaricia de cúpula aliada con la dirección en extremo familiar del añorvismo ambicioso.
El propio Héctor Astudillo no se equivocó en adelantar en las distintas fases en el escenario de quiebre que se iba a presentar en el PRI entre los excesos de egoísmos con el mal llamado Alito en complicidad de Añorve.
Más allá del señalamiento directo con nombre y apellido fue algo esperado en ambos que diseñaron y que ahora es evidente la soledad al interior y exterior del priismo qué vive la peor incertidumbre en la historia en el estado.
Y claro esta que en las tres fases de fractura, la crisis del PRI en esta elección será la derrota con el voto cruzado en la simulación y traición cuyos actos de hipocresía se deriva en el aprendizaje con la escuela de Alito y Añorve.
Que puede esperar más el tricolor este 2 de junio el voto “duro o de castigo” ante dos personajes desafiantes uno desde la cúpula nacional y el otro bajo sus caprichos por los espacios familiares y la relación a senador.
Tal respuesta es el pronostico de una derrota adelantada por la crisis sectaria en la incertidumbre qué vive el PRI entre las múltiples diferencias y desencuentros con las bases y la coalición con el PRD y PAN.