Por: Carlos Díaz Figueroa
De vuelta a los hechos y realidad en el país
Se acabo el circo electoral del 2024 e iniciará otra nueva etapa de gobierno federal comprometido una vez más en eliminar la descomposición social el centro del proyecto que no se no se logró la expectativa de erradicar la corrupción.
Al concluir momentáneamente la fase de los descalificativos y señalamientos directos, la virtual presidenta de la República está obligada en poner orden para combatir los rezagos heredados a falta del oficio político y espíritu de servir a la nación.
Con el proyecto de gobierno vigente en común de acuerdo denominado de “continuidad” deberá asumir con un carácter humanitario determinante convertir al país en el escenario de los iguales en el que de verdad haya certeza y pluralidad.
Hay quienes aseguran que el dilema en el entorno político será la mentirá y la simulación a través de la fuga de la realidad que vive y que no se logro en la nación a falta de capacidad en un aparato del actual gobierno federal carente de moral.
Claudia sheinbaum obligada con sentido particular, sin tener de asesor a quien le antecede el mandato de empezar a barrer desde adentro de la casa la verdadera corrupción generada en anteriores y el actual gobierno en turno.
Porque es fácil escupir hacía arriba y no para abajo en seguir en complicidad con los privilegios que aún son notables en el ámbito familiar y personal de un aparato de gobierno que no ayuda al igual que las viejas prácticas de anteriores régimen.
La continuidad no deberá estar basado en modelos políticos disfrazados por encima del estado de derecho, el compromiso, según es actuar con honradez y transparencia, de lo contrario será el contenido del discurso con letras muertas.
Por eso, la convocatoria de unidad debe estar sustentada en la pluralidad, lejos del egoísmo en colores o ideologías partidistas, cuya ambición política ha generado en extremo ingobernabilidad en una nación carente de múltiples necesidades.
Los errores del pasado y el presente deben ser una prueba de corrección para trascender, porque nuevamente más de 30 millones de mexicanos volvieron a depositar la confianza a un movimiento de la que esperan hechos y resultados.
Se acabo el circo electoral y lo que sigue es de vuelta al terreno de la realidad y los hechos, donde el único interés es el bienestar común e íntegral con la transformación en dirección con los compromisos asumidos en la campaña electoral.
No son tiempos de diferencias y desencuentros, toda vez que se requiere de la conciliación, pluralidad y unidad en un sólo proyecto en las que haya formas de igualdad de frente con los actos de indecisión política en el país