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SIN MEDIAS TINTAS
Jorge VALDEZ REYCEN
• Revolución educativa pacífica: Evelyn
• El origen de todos los males: corrupción
• Educación: ¿Con o sin el magisterio real?
Bajo la premisa de diseñar, aplicar y consolidar “la revolución de las conciencias”, en la cual está inserta la “revolución pacífica educativa”, el gobierno de Evelyn Salgado Pineda coloca el basamento de una reingeniería en la educación guerrerense.
De aquel episodio donde hubo voces llenas de resentimiento que espetaron “mentira, mentira… la misma porquería”, hasta los bloqueos intransigentes, el gobierno de Evelyn Salgado guardó los toletes y los gases lacrímógenos para dar la apertura a un camino llano, inusitadamente nuevo de entendimiento y respeto muto con la beligerante CETEG y el grueso del magisterio estatal.
Toleró, soportó, abrió cauces y escuchó horas y horas planteamientos disímbolos como fantasiosos para una entidad con agudos márgenes de insuficiencia presupuestal. No se rechazaron, porque hay justicia en el fondo. Sin embargo, las condiciones no son óptimas ni fáciles para con un bloqueo o plantón ceder a peticiones. El asunto es con la Federación, simple y claro.
Guerrero tuvo un proceso de descentralización de los servicios públicos de educación, a la par con la salud. Fue el maestro Romeo Ruiz Armento quien llevó a cabo ese delicado episodio transicional, pero quedó inconcluso y con graves condicionantes que para un gobierno estatal lo pondrían en predicamento, como lo fue en los siguientes lustros.
Cada año, estallaba la revuelta magisterial interna por la secretaría general de la sección XIV del SNTE. Hubo violencia. CETEG no pudo arrancar la mayoría al SNTE pero esgrimió otros argumentos más beligerantes y desafiantes. Hubo una ruta de connivencia, corrupción y arreglos en lo oscurito. Se creó una figura monstruosa que obtenía grandes beneficios personales para una dirigencia amañada, sectaria y proclive al cochupo, donde la venta de plazas fue caldo de cultivo en dos vías: vendedor-comprador. El delito está en el código penal vigente: exacción fraudulenta.
Se gestó el origen de todos los males en la educación: la corrupción. La Federación se desentendió, abandonó sus funciones y endosó a los gobiernos estatales conflictos así como un presupuesto anual que era mayor al 10 por ciento.
¿Cómo desarticular esa red añeja perversa, preñada de vicios, ventas, costumbres y aviadurías? ¡Vaya desafío!
Hubo intentos, pero la respuesta fue la provocación y la desestabilización. En el fondo, como en la actualidad, el dinero era el fin que justificaba todos los medios.
Evelyn Salgado Pineda ofreció en su toma de protesta al cargo de gobernadora de Guerrero impulsar una “revolución de las conciencias”, donde se impongan nuevos paradigmas y desterrar la corrupción como el principal mal que impide la transformación. En unos días se cumplirán 9 meses de tan significativa fecha y la ruta ha sido complicada, áspera, conflictiva. Un estira y afloja.
Y otra vez el silencio de la SEP federal es inercial, indiferente y hasta omiso. No se llegará a ningún acuerdo sin un papel protagónico de la Federación, donde haya fluidez presupuestal como un nuevo paradigma en las relaciones con el magisterio formal e informal.
¿Pero, acaso, el magisterio real en verdad tiene el compromiso moral, de liderazgo, hacer causa común en esa revolución educativa pacífica? ¿Es una posición simulada de un sector magisterial que navega con estandartes que usaron bucaneros y piratas? ¿O de verdad tienen confianza en la gobernadora Evelyn Salgado de que las cosas van a cambiar desde una óptica de conciencia, valores y principios morales y éticos?
Podría ser la utopía más grande. El engaño porfiado de un magisterio reacio a dejar un estatus cómodo de prebendas, privilegios y corruptelas, que envuelve con mesas de diálogo una oscura pretensión cuyos efectos ya han sido mostrados.
Juegos de poder, a trasmano, con líderes ensoberbecidos que dibujan una mueca simulando sonreír, pero acechan y conspiran contra la estabilidad de los guerrerenses. La única revolución que conocen, es la suya la de sangre y fuego.
Una vez alguien me dijo: “¿Ética?… Con eso no se come”.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.