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Es tiempo sombrío. La violencia, la impunidad, la vulgaridad, el consumismo, el desamor, la mentira, la extorsión y el secuestro forman el ambiente de nuestro vivir. Pero hay flores. Las lluvias reverdecen los cerros y llanos. Las corrientes de agua siguen sin camino hacia el mar, las estrellas en las noches son un maravilloso espectáculo. Cantan de alegría los pájaros y el sol, sin atrasos, sale para todos.
Las prisas, el estrés, la angustia, la depresión están actuando sobre muchos. Muchas enfermedades se enseñorean sobre cuerpos y espíritus.
Pero hay quienes pintan, escriben, hacen música, promueven el arte e impulsan la cultura. Se apartan. Buscan un lugar en el campo entre árboles y murmullos de arroyos y trinos. Otros, en las ciudades, cierran su mente a lo negativo y abren su alma a la belleza, a la luz, a la creación. En su interior hay paz. Es la mente la que los saca de ese entorno sucio y los ubica en la tranquilidad interior.
Yo conozco a un poeta. Nació en Apaxtla. Vive allí pero construyó su propio paraíso. Entre abundante vegetación, animales silvestres, colores de flores, aire puro y mucha paz hace versos y propaga la belleza de la vida. Su nombre es Hugo Figueroa Salgado. Cuando Apaxtla era centro de violencia, sangre y delito Hugo escribía versos de amor a su pueblo, a su gente, a la naturaleza.
Muchos como él, en ese ambiente angustioso vieron en el arte, en la cultura la posibilidad de cambio. Se agruparon y, ahora, fomentan la lectura, las artes, la paz. Hoy Apaxtla es una ciudad ejemplar. Fue un cambio mental, a través de la cultura. Mario Román Brito preside este grupo que une a sus miembros con el lazo de amor a su pueblo, a la vida. Son incansables. Allí esta, entre ellos, el extraordinario músico Nini Estrada.
Apaxtla está en la Zona Norte del estado de Guerrero. Hacia allá debemos asomarnos para constatar la posibilidad de cambio.
Hugo Figueroa Salgado en su ambiente de paz, armonía, enlaza palabras, forma versos, crea sonetos y envía mensajes de amor. Demuestra un enorme cariño a su pueblo y propaga el anhelo de vivir con paz y tranquilidad.
Apaxtla logró una vida apacible y armónica gracias a la promoción de la cultura. Es incuestionable que el trabajo honesto es motor de desarrollo familiar y personal. Pero, también, es incuestionable que la poesía, las artes y los libros son la más eficaz arma contra las armas.