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Radiografía hospitalaria.
(Segunda parte)
Héctor Manuel Popoca Bonne.
Procedimientos hospitalarios. -Por supuesto que hay reglamentos internos, manuales para hacer las cosas y protocolos sanitarios de obligada observancia, aun cuando no todos están actualizados y no son cumplidos a cabalidad. Si los responsables directivos son omisos en acatarlos, mayormente será el personal que está bajo sus órdenes.
Al interior del hospital general existe corrupción y latrocinio, en diversos grados, con impunidad total: se han robado ¡equipos electrocardiográficos y de ultrasonido! Y no hay denuncia ministerial de por medio. Prevalece el famoso “saqueo tipo hormiga” de medicinas caras, material médico-curativo; también operan “los moches” para una atención más personalizada. No hay auditorias federales; solo eventuales y superficiales supervisiones de carácter estatal, totalmente omisas. Con motivo de la pandemia del Covid-19, los vicios, falsedades e ilícitos al interior de los hospitales generales quedaron totalmente al desnudo.
Los familiares del enfermo saben de antemano que tienen que llevar los medicamentos y artículos de curación que se les indique, ya que en el hospital no hay en existencia. La simulación, las mentiras, el engaño y la deshonestidad están al orden del día. Y nadie dice o hace algo para evitarlo.
Finanzas. -Los presupuestos gubernamentales para sostener la necesaria operación del hospital general, están para llorar y para desesperarse, por ser insuficientes. Agravada está la situación, con el desastre financiero que el gobierno estatal pasado dejó. Eso desmoraliza en mucho al personal que cuida la salud humana y que hace lo que puede, con lo que tiene.
Pacientes. -Es el pueblo pobre de la región; que es ajeno a la protección del seguro social, gubernamental o privada. Representa poco más del 60 por ciento de los habitantes guerrerenses, caracterizados por su marginación y exclusión social. Incluso, muchos no entran a los hospitales públicos, por desconfianza y temor a no salir. Lo condensan en la frase: “De morir, mejor exque sea en la calidez de mi hogar y familia; y no en solitario, en un cuarto colectivo de hospital”.
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