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Por Marco Leyva.
Línea Roja
AMLO es un Señor de la Guerra.
Pierde la batalla en el legislativo y contraataca con una consulta popular, prohibida legalmente por ser tema de seguridad pública, donde lo prioritario será presionar, vía la sociedad, a los legisladores para aprobar su reforma.
A un politólogo, por su formación, la ley no es la fuente de poder sino la voluntad.
Esa es la posición de AMLO siempre. Por eso no terminan de entenderlo si hacen su análisis desde los instrumentos de la burguesía democrática liberal.
El instrumento es analizar a AMLO desde herramientas de poder. La ley es obstáculo.
Los “nuevos traidores” tendrán nombre y apellido.
Las plazas públicas se llenarán de sus fotografías.
El fondo es proteger al ejército sobre excesos de su actuar contra derechos humanos y que en el futuro no existan procedimientos jurídicos en su contra.
Muchos militares me han comentado: “los civiles quieren que hagamos el trabajo sucio y sobre nosotros la responsabilidad. No se atreven a darnos las órdenes por escrito. Estamos expuestos a juicios futuros”.
Eso no implica que se justifique la militarización del mando de la seguridad pública del país.
El ejército es nuestra última línea antes de que el Estado se corrompa con el dinero del narcotráfico.
Los legisladores tendrán que encontrar puntos de acuerdo que ayude a nuestro país a evitar desdoblamiento de gobiernos paralelos: el legal y el real.
Difícil hora para la República.