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Por César González Guerrero.
Los días 31 de diciembre de cada año, a las 12 de la noche, de diversas formas se expresan los mismos deseos.
Por tradición y costumbre, desde el día primero, empiezan a circular las tarjetas navideñas y de Fin de Año con textos alusivos; aunque últimamente es a través del celular, la gente envía a sus contactos una gran diversidad de mensajes.
Hasta 1980 las imprentas recibían miles, quizá millones, de pedidos para ser distribuidas personalmente o a través del correo de valija a lo largo y ancho del país y otros hasta el extranjero.
En lo personal conservo aún esos históricos saludos y deseos de amistades y familiares que me hicieron llegar desde el año 1970, cuando estudiábamos en el entonces Distrito Federal.
Al revisarlos encuentro que todos dicen “Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo”; “…Mucha Salud, Amor, Paz, Armonía y Felicidad…” también “…Bendiciones…”; música, poemas, pasajes bíblicos, etc. Todos ellos tratando de alentar y animar las expectativas del Nuevo Año.
En algunos casos, lamentablemente, no se lograron los propósitos de ser felices, otros se enfermaron, y otros fallecieron. Sin embargo, quienes hemos alcanzado pasar al siguiente año, gracias a Dios, vivimos eternamente agradecidos porque hubo alguien que nos ayudó con sus buenos deseos a continuar disfrutando del Año Nuevo.
Por esa razón es propicio decir ¡¡Gracias!! Familiares y Amistades que durante el año 2022 nos compartieron sus deseos, bendiciones y oraciones.
Por supuesto que no importa repetir y reiterar esas frases de aliento y esperanza. En lo personal las recibí con gusto y las conservaré por siempre.
¡¡Muchas Gracias y Feliz Año Nuevo 2023!!