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El voyerista
Por Alfredo Guzmán
• ¿Ayotzinapa, corrupción estudiantil?
La lucha social reclama sacrificios, exige entrega, pero sobre todo responsabilidad personal.
La escuela de cuadros políticos en que se convirtió la escuela normal rural de Ayotzinapa, Guerrero, sigue dando de qué hablar. Para su mala fortuna se habla mal, para variar.
Conocí de buena fuente que varios estudiantes organizados en el comité de lucha de la escuela, había tomado como rehenes a varios profesores de los primeros semestres, a quienes obligaron a colocar calificaciones de 9 y 10 a estudiantes que nunca se presentaron a las aulas de los primeros semestres.
La corrupción en la Normal rural de Ayotzinapa es cotidiana. Los estudiantes fuera de las aulas, hacen creer y suponer que su preparación es de primer nivel, además de que egresan con conciencia social a toda prueba.
Ni lo uno ni lo otro, pero va.
Lo anterior no es privativo de esa escuela. Conozco de casos de escuelas primarias, secundarias y preparatorias, donde padres de familia y estudiantes, amagan a los profesores, de que en caso de que los reprueben, tendrán represalias, contra sus autos o a ellos a la salida de la escuela.
La mayoría cede por temor. Es común que ocurra en escuelas públicas, más que en privadas. Aunque en éstas últimas, las presiones son diversas, pero también efectivas.
El caso de Ayotzinapa es más complejo, pues son hijos de campesinos, que de una u otra manera no podría asistir a escuela alguna. Es sabido que los “pelones” son estudiantes de nuevo ingreso, quienes son obligados a participar y realizar actividades políticas de manera obligada.
El rasurado, es para humillarlos y hacerles saber que ahí hay un mando y que deben de obedecer, so pena de ser castigados, con no darles de comer, ser golpeados o en su caso expulsados.
Para los estudiantes de Ayotzinapa el beneficio es total. Tienen beca de estudios, que abarca dormitorios, comedores que cubren las tres comidas. Y al término de los estudios, tienen una plaza laboral asegurada, cosa que ningún estudiante de ninguna profesión, pues ahora ni siquiera a los de medicina, se les otorga.
Los egresados de las normales rurales sí, porque obligan a las autoridades educativas, como están acostumbrados, por medio de la presión.
Hoy la normal rural de Ayotzinapa no ha cambiado, la situación que es denuncia por un profesor de la escuela, ha sido algo cotidiano desde hace muchos años. Ahí impera el mando estudiantil.
Las autoridades de la Normal son simbólicas y también simulan que no pasa nada y que todo va bien. Los profesores son rehenes de la violencia que se ejerce contra ellos, porque ahí nadie reprueba.
Enhorabuena.
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