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Por: Carlos Díaz Figueroa
Sin límites y ningún precedente, Acapulco será reconstruido, inclusive, aseguran que en el mes de diciembre habitantes porteños tendrán una noche buena y un fin de año “en alegría y felicidad en sus senos familiares”.
Ante la impotencia y replicando a diario en sus conferencias matutinas, tras el paso del Huracán Otis, el presidente Manuel López Obrador vive de la esperanza en reconstruir los daños en el mes de abril del 2025.
En defensa por las supuestas fallas en todo el sistema del pronóstico del tal fenómeno, el ejecutivo federal con sus frases egocéntricas adelanta que hay “suficiente” presupuesto en el gobieno para reparar el puerto de Acapulco.
Con esperanza de convertir de nuevo Acapulco como el destino de generación de empleo y reactivación económica, asegura que no es imposible para el gobierno federal volver restablecer las afectaciones y daños.
Lo anterior, según, porque la federación cuenta con una partida considerable y razonable para invertir 61 mil millones de pesos en el plan de reconstrucción contemplando también daños menores en otros municipios afectados.
Y pareciera que López Obrador no acepta en clarificar que el sistema del pronóstico fallo de manera general y que fue punto de prueba y error, por lo se debe admitir como una experiencia para que lo se vuelva a repetir.
A opinión de científicos involucrados en sistemas metereologicos, este huracán se constituye, hasta donde los registros lo indican, como el primero de categoría 5 que impacta las costas del Pacífico mexicano.
Es decir, que la velocidad con la cual pasó de tormenta tropical a huracán 5 es algo inédito, por lo que, las autoridades de protección civil y los niveles de gobierno deben aceptar que Otis “fue un fenómeno meteorológico único”.
Hay quienes no difieren del presupuesto “suficiente” en restablecer, principalmente, el sector hotelero y las viviendas en pérdida total, aunque también consideran que el apoyo y el recurso debe llegar y ser realidad.
El presidente de la República junto con los gobiernos de Guerrero, particularmente el estado están obligados en ejecutar y cumplir con lo que tanto se adelanta y se asegura en poner de “pie de nuevo Acapulco”.
De lo contrario, en un pronóstico anunciado se puede convertir en un pago de facturas en tiempo y forma, por lo que, el gobieno federal deberá cerrar un ciclo sexenal cumpliendo su palabra ante el dolor de miles acapulqueños damnificados