El voyerista
Por Alfredo Guzmán
• ¿La CETEG y su cara vandálica?
Me remito al nacimiento de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), allá por diciembre de 1979, de la cual depende la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación Guerrero (CETEG) cuya incursión fue violenta como todo parto de algo nuevo.
La fuerza emergente de su coordinadora nacional, reclamaba espacio sindical y su numerosa participación establecía rebeldía, rompiendo todo protocolo y con violencia, exigía ser considerada en las mesas de discusión. Logró varias delegaciones sindicales, en Oaxaca, Chiapas, Michoacán y creo que nada más.
En Guerrero ha insistido, pero no lo ha logrado, a pesar de su perseverancia y radical discurso y acciones.
Las reformas estructurales de Peña Nieto, avanzaron y hoy, con el nuevo gobierno de la 4 T, han buscado echarlas abajo y sólo se ha detenido en algunos casos, pero siguen vigentes.
La CETEG logró que la gobernadora Evelyn Cecia Salgado Pineda, los escuchara en sus primeros días y de ahí para acá, los encuentros se ha sucedido y muchas veces con presiones cada vez más fuertes.
Las principales demandas del magisterio de Guerrero, son nacionales. Habrá quizá algunas demandas locales, que no rebasan el 10 por ciento del pliego petitorio.
No voy a descalificar sus planteamientos, ni ensalzarlos, puesto que no es el propósito.
Hay propuestas de ambos lados, que deberán ser discutidas. Hay mesas, hay acuerdos, pero las soluciones dependerán, principalmente de presupuestos que no se tienen y determinaciones a nivel nacional que no existen.
Enojarse y levantarse de la mesa y recoger sus canicas como niños berrinchudos, indica falta de experiencia política.
Fincar su fuerza en tensar la cuerda, puede tener resultados, pero también consecuencias.
Vandalizar bienes públicos, es un error. Eso establece una falta de liderazgo, cuando las bases acostumbradas a destruir, les sale hacerlo, como siempre lo han hecho, sin justificación.
Un liderazgo sólido establece acciones políticas, no comportamientos violentos de lúmpenes, y genera pena ajena, cuando es un maestro, quien lo realiza.
Es deseable que las partes, sigan discutiendo y avanzando en darle orden a sus reclamos y soluciones.
Entendiendo claro, que no habrá solución a demandas que tengan que ver con recursos financieros, plazas, asignaciones de categorías, reconocimientos de antigüedad, jubilaciones, entre otros, hasta que sea la autoridad federal, la que lo determine.
Simple pero complejo entender que romper cristales puede ser un recurso festivo para quienes están acostumbrados a violentar bienes públicos, afectar las vialidades y dañar instalaciones.
Pero el magisterio, tienen anti sí, un reto mayor. Que no les genere vergüenza. Y sí que dignifique sus reclamos válidos, quizá, pero con inteligencia y estrategia.